Se distingue por su suave gusto acaramelado y su color marrón dorado
A partir de una solución saturada de azúcar, previamente calentada, se le añade pequeños cristales de azúcar, los cuales sirven de base para el crecimiento de los candis.
Mediante un movimiento mecánico continuo y por un circuito cerrado de abajo hacia arriba se consigue el crecimiento de los cristales sin llegar a pegarse entre ellos. Es un procedimiento lento, de aproximadamente 3 semanas.
Recomendación: Un toque diferenciador y de distinción para las bebidas